Memorias de un mapa...
“Pasará pasará, pero el
último quedará” dijo Stella. El tren nos dejó parados en la estación, en
Gálvez… Tuvimos que regresar a Diaz con todas las valijas y amanecer temprano
para tomarnos el bus a Santa Fe (6:50 hs). Papi se re portó… y hasta estaba
dispuesto a viajar en auto a llevarnos a Salta.
“Siempre
que nos vamos de un lugar llueve”
Publico
mis últimas pistas para el primer capítulo de "memorias de un mapa"; Estoy ansiosa por vivir e iniciar la segunda etapa de las historias de este viaje vital encarnando a Elner.
Ahora
estamos en el centro cultural “el Birri” (Fernando Birri,
“Tire 10”, cortometraje 1960). Tengo en mis manos una hojita que es el boletín
mensual de ese espacio, en donde Gastón está haciendo un taller de circo
comunitario. Caminamos un poco por una feria instalada alrrededor de ese espacio... las mantas en el suelo con tantas ofertas de cosas usadas, me hacían pensar en Marruecos... en la gente que exhibía abiertamente su necesidad de rebusque... mientras la policía hacía sentir su presencia, parando a las motos que estaban andando sin papeles.
Ya
volvemos… o ya vamos.
Nuestras
caras están pintadas con los colores de todo este viaje. El ritual de máscaras
y ese envío nos pone en la última fase… volvemos a ese lugar… con mucha
información… con el alma-cuerpo lleno de experiencias vitales.
Nos
regalamos la libertad del tiempo.
Bruno
está re contento.
Ceci se
descalza en el sillón y se dispone a descansar para escribir sus matutinas en
paz.
Berni
ya cocina verduras…
Yo
conecto…
Gustavo ama nuestra locura y yo bailo con sus
episodios sinfónicos… y me van llevando despacito a Salta… me recuerda a
aquella noche en La Gauna… y entonces me estoy aproximando a la ilusión del
reencuentro con la bizarren pipol… imaginándose la emoción, me chuza un
tironcito por el pecho, de esos que te dicen: ehhh…¡estás cumpliendo otro sueño! ¡Nos están
viendo volver!
Nuestras caras ya no están pintadas con las
témperas de la despedida, están llena de colores, sabores, olores, texturas y
de otros tantos impactos que nos despertaron sentidos y nos fueron develando,
aún a nuevas percepciones vitales.
Cada
ocasión improvisa y diseña nuevos encuentros vitales…
El
ahora y el aquí es un Pentecostés
Algo o
Alguien nos reunió, paró trenes, disparó nuevas conversaciones con nuestros
apegos… y cantando bajito gastamos el fondo de ese plástico milagroso que nos
recuerda que ya había cumplido con su pacto de viaje.
Ahora sueño
en llegar a esa nueva dimensión en donde me regalaré cada día la misión
absoluta de ser yo misma, conociéndome en cada nuevo presente.
Es mi
aventura vital. Me guía mi propio poder duplicado… y me sé tierra mojada de las
orillas de este río… en el que mi alma se deleita en nadar y patalear… que
siempre “me la deja picando”… porque él es para mi una parábola, de un
encuentro pescando con mi viejo y todo su folclore, entonces se hace cebada
bien fría en mi boca… y panza llena de tantos sabores (¡cuidado! Son una trampa
mortal)
Respiro
y suspiro.
Creo que
si tengo más arrugas en las comisuras de tanto reír…
Un cosmos, un gran flujo perpetuo de colores que te abren una puerta a una nueva
consciencia de ser vitales, con el equipaje lleno de memorias alimentando
bellezas que contar, y silencios
que escuchar, hermanándonos
en el círculo sagrado.
Bendita
locura… bendito presente que nos hace soñar tanto, al tiempo de saber, que ESTÁ
SIENDO…
Y ES
VITAL
Y ES
MARAVILLOSO.
Somos una comunidad de artistas dispuestos a poner
todo nuestro arte con todo nuestro ser construyendo con consciencia un mundo
mejor.
Producimos ideas artísticas. Brindamos soluciones
creativas. Deseamos la paz y el amor
... yeah, peace and love!
La puerta está abierta...
Al
despedirnos por un rato, Gastón nos regaló leernos este texto... y lo elijo cuidadosamente para compartir con él este momento de tantas preguntas...
EL
LOCO
Gibrán
Khalil Gibrán
(1918)
Me
preguntáis como me volví loco. Así sucedió:
Un
día, mucho antes de que nacieran los dioses, desperté de un profundo sueño y
descubrí que me habían robado todas mis máscaras -si, las siete máscaras que yo
mismo me había confeccionado, y que llevé en siete vidas distintas-; corrí sin
máscara por las calles atestadas de gente, gritando:
-¡Ladrones!
¡Ladrones! ¡Malditos ladrones!
Hombres
y mujeres se reían de mí, y al verme, varias personas, llenas de espanto,
corrieron a refugiarse en sus casas. Y cuando llegué a la plaza del mercado, un
joven, de pie en la azotea de su casa, señalándome gritó:
-¡Miren!
¡Es un loco!
Alcé
la cabeza para ver quién gritaba, y por vez primera el sol besó mi desnudo
rostro, y mi alma se inflamó de amor al sol, y ya no quise tener máscaras. Y
como si fuera presa de un trance, grité:
-¡Benditos!
¡Benditos sean los ladrones que me robaron mis máscaras!
Así
fue que me convertí en un loco.
Y en
mi locura he hallado libertad y seguridad; la libertad de la soledad y la
seguridad de no ser comprendido, pues quienes nos comprenden esclavizan una
parte de nuestro ser.
Pero
no dejéis que me enorgullezca demasiado de mi seguridad; ni siquiera el ladrón
encarcelado está a salvo de otro ladrón.
Nati por Vital